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COLOMBIANOS





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Guayaquil, mar 18/may/10

“¡Los colombianos son grandes maestros, pero los ecuatorianos son buenos alumnos...!”

Las autoridades niegan su existencia. Pero la realidad que vivimos en el día a día de un diario como EXTRA nos comprueba que el fenómeno no es una percepción ni un invento.

Redacción Extra

 

 

Por Henry Holguín

Matar a un ser humano con un arma de fuego  no requiere un gran esfuerzo físico. Solo se trata de apuntar y apretar el gatillo. 

- “Lo duro viene después”-me dice “Ernesto”, sicario profesional colombiano, detenido hace un año en la “Peni”, paradójicamente por una equivocación        -“aunque uno se crea muy duro, la conciencia te ataca, te vienen los nervios, la tembladera, la sensación de que has hecho algo malo. Y es falso que uno se acostumbra. Eso se repite y se repite...Pero uno ya está metido y sigue matando...”.

“Ernesto” cuenta, con mucho humor negro, cómo, recién llegado a Guayaquil, hubo un asalto con tiroteo en el sur de la ciudad.

- “Yo estaba planificando una “vuelta”, (asesinato) y cruzaba una esquina, completamente “sano” cuando dos policías me levantaron. Al requisarme encontraron mi pistola y aquí me tiene...¡por pendejo!”.

Por ese error, “Ernesto” llevaba dos meses cuando lo entrevisté en los terribles calabozos de la “Peni” sindicado de porte ilegal de armas. Y perdió los 5 mil dólares que le pagaba un “señor ecuatoriano cuyo nombre no voy a decirte” para “quiñar” en Guayaquil “a otro man del cual tampoco puedo informarte nada”.

“Ernesto” me dice que desde hace aproximadamente un año, el “negocio” de la muerte por contrato se “pone bueno en Ecuador para los profesionales colombianos”, (odia que lo llamen sicario y, como comprenderán, “no vale” enojarlo). Como “Ernesto” están entrando al Ecuador - según él mismo calcula-       “un promedio de 20 “profesionales” colombianos al mes para hacer  “ vueltas”, (matar por contrato) en este país”. Por él también me entero que los sicarios colombianos prefieren los contratos en Ecuador a los de su propio país.

- “Primero porque pagan en “verdes” y eso al volver a Colombia se vuelve más plata. Segundo, porque aquí nadie te conoce y es facilísima tanto la entrada como la salida”.

Le pregunto a “Ernesto”, en el caso de los sicarios con amplio prontuario de detenciones en Colombia, como él mismo, que confiesa “ haberse caído” unas 10 veces, y su respuesta es contundente.

- “Papá, los colombianos somos los mejores falsificadores del mundo, los únicos que convertimos un billete de un dólar en uno de a cien en el mismo papel y sin dañar sus códigos de seguridad. De Cali se han trasladado muchos expertos que ahora viven en Ipiales o en Pasto y a los que uno contacta cuando viene para acá. Por 100 “verdes” te dan una belleza de pasado judicial (récord policial) limpiecito y hasta más bonito que los del DAS”.

Los sicarios colombianos contratados en su país por ecuatorianos (maridos celosos, “pateados” en un negocio que no aceptan perder sin vengarse, o simplemente “gente que le cayó chancho un vecino” y no quiere verlo más) prefieren el “negocio” de matar aquí, no solo por la diferencia monetaria, sino porque les es fácil entrar y salir sin problemas y como nadie los conoce, no corren peligro de ser identificados.

- “En Colombia uno tiene que ponerse “once” porque muchas veces los que lo contratan no quieren dejar rastros y después de la muerte de la víctima, viene la del profesional. Aquí son más derechos en eso, te dan la mitad antes, la otra mitad después y te vas sin problemas”.

“Ernesto” señala que “hay competencia local, aunque los colombianos siguen siendo preferidos por su efectividad. Pero ya hay profesionales ecuatorianos que no tienen nada que envidiarnos...”.

Ecuatorianos ya aprendieron

Se refiere al reciente asesinato de un joven ecuatoriano recién venido de España y a quien mataron mientras esperaba una tarrina de comida dentro de su vehículo, frente a un restaurante en Durán.

- “Para esto buscaron primero colombianos, pero les salían muy caros y trajeron a dos ex  militares quiteños muy buenos. Los tipos esperaron a que el man “diera papaya” por estar charlando con una hembrita dentro del auto, se le acercaron uno por cada ventanilla y lo triangularon con pistolas con “silencio” (silenciadores). Le metieron 11 tiros sin tocar a la chica. Un golpe “limpio” y preciso del que nos acusaron a los colombianos incluso en tu periódico. Pero no. Fueron ecuatorianos”.

Niega que sea cierto que  funcionen “oficinas” como las de Envigado en Medellín, donde cualquier persona puede contratar a un sicario, como se contrata a un gasfitero.

- “Aún falta tiempo para que eso ocurra, pero ya llegará. Por lo pronto, las “oficinas” funcionan en las cárceles. Los profesionales son contratados directamente en la “Peni”, el García Moreno en Quito y El Rodeo de Portoviejo. Que yo sepa, no hay otras “oficinas” organizadas, aunque los conocedores saben a quién buscar en otras cárceles para que les arregle una “vuelta”.
Sonriendo maliciosamente confirma la noticia de EXTRA sobre la existencia de una “escuela de sicarios” en Manta.

- “Yo no sé cómo se dieron cuenta ustedes. Los que detuvieron eran aprendices de primer nivel que no podían informar mucho y por eso las cabezas mayores se salvaron. Sé que detrás había un peruano y un colombiano, este último entrenado en Israel. La idea era sacar profesionales de 14 años en adelante.

Los manabas son ideales para este negocio. Son fríos y muy valientes. Pero el descubrimiento de la escuela por la Policía y la publicación de ustedes les dañó el negocio y los “duros” echaron a correr...No sé que más habrá pasado con eso...”.

 

Una larga investigación

Como “Ernesto”, expertos en Criminalística tanto de la PJ como de Inteligencia Militar, quienes solicitaron la reserva de su nombre, calculan que han entrado en los últimos dos años por lo menos 500 “profesionales” en el arte de matar. Y eso, solo de Colombia.

- “Por el sur, - nos dice un oficial con más de 20 años en el servicio secreto policial- también llegan sicarios. A los asesinos a sueldo traídos del Perú los contratan especialmente para trabajar en la zona de frontera, Loja, El Oro, especialmente. Por eso ha aumentado tanto el índice de asesinatos por contrato en ciudades como Machala, donde se ha multiplicado por diez desde el 2008”.

Para investigar este fenómeno, he demorado once meses, en mis horas libres y en las noches. Realicé 22 visitas a tres de los penales más peligrosos del país- La “Peni” de Guayaquil, El Rodeo de Portoviejo y el ex  penal García Moreno de Quito- ninguna de ellas oficial, ninguna ordenada por ningún Juez. 

Entré a estas cárceles tal como lo hacen quienes buscan a un asesino por contrato: pagando “propinas”, usando falsas identidades y disfraces. Dialogué con 34 acusados de sicariato de los cuales 14 aceptaron decir la verdad siempre y cuando les protegiera sus identidades y con 12 funcionarios, técnicos, científicos y expertos en el tema de la muerte por dinero.
El resultado es esta serie de crónicas.

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