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MANTA, Manabí. Un familiar de Claudio Valencia.

En menos de una hora se registraron dos crímenes al estilo sicariato en los cantones Manta y Montecristi. En ambos casos los asesinos utilizaron motocicletas para llegar a sus víctimas y huir del lugar.

El primer caso se cometió a las 20:30 del pasado lunes, cuando Luis Alejandro Vivas Valencia, de 49 años, se encontraba junto a sus vecinos en su vivienda ubicada en la ciudadela Las Jacuatas, del cantón Montecristi.

De repente apareció una motocicleta con dos personas, una de ellas descargó cinco disparos sobre Vivas, quien laboraba como inspector del mercado de Tarqui en Manta.

Familiares de la víctima lo condujeron hasta el hospital Rodríguez Zambrano, en donde se confirmó su deceso.

Tras 45 minutos de este ataque un sujeto en moto asestó siete disparos a Claudio Enrique Valencia Sánchez en el barrio Santa Ana, de la parroquia Eloy Alfaro de Manta, la tarde del lunes.

Familiares del occiso indicaron que este había mantenido una discusión con Carmen Macías, vecina del sector.

Agregaron que pese a que Valencia le pidió disculpas, la mujer habría comentado el percance a un desconocido, y a los pocos minutos se produjo el crimen. La policía detuvo a Macías para indagaciones.

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MANTA, Manabí.En la mayoría de asesinatos la Policía no ha dado con los autores. Ayer, algunos miembros marcharon.

En el puesto de periódicos instalado a un costado de la avenida Malecón, en el centro de Manta, están desplegados tres diarios manabitas. Es martes 21 de junio del 2011. ‘Terror en los buses’ es el título principal del rotativo La Marea, con una fotografía en la que se ve a un hombre amenazando a una mujer con un cuchillo de más de 30 cm. Detalla que cámaras instaladas en las unidades que sirven en Manta captan imágenes de los ataques de asaltantes que, “con cuchillos y pistolas, roban hasta cuatro veces al día”.

El Mercurio titula ‘Me quieren matar’. Se refiere a la advertencia que habría hecho Ramón Estuardo Vera Espinoza, de 36 años, conocido como Moncho, días antes de que lo acribillaran con ocho tiros, el domingo 19 de junio, fuera de su casa en el barrio 15 de Abril, en el sur del puerto manabita. Para completar la trilogía, El Diario detalla en su parte superior: ‘Violencia de narcos se traslada a Manabí’, y detalla que expertos señalan que la región presenta facilidades para los delincuentes.

–¿Tanta violencia se vive en Manta? –Félix Quimís, el dueño del puesto de periódicos, responde: “Hace catorce años rogaba que haya un muerto para vender más. Ahora, ya no queremos que haya más muertes, ya no queremos más violencia”. Su expresión se hace eco en los comerciantes, amas de casa, dirigentes barriales y gremiales.

El asesinato de Vera se constituía hasta el 21 de junio en el número 51 en lo que va del 2011. En la mayoría de estos homicidios la víctima es sorprendida por alguien que se moviliza en una motocicleta y le dispara repetidamente en la cabeza. Es un ambiente de violencia que se disipa por la ciudad y atemoriza.

Según la Policía, Moncho registraba cuatro detenciones y era hermano de Fabricio Vera, supuesto líder de la banda Los Rusos, en esta localidad.

El sábado 25 cae la víctima 52 de este año. En el barrio San José es asesinado William Álvarez Delgado, de 20 años, con tres disparos en la nuca. Él hace un mes había salido de la cárcel.

Por eso, el alcalde Jaime Estrada (electo por el movimiento Unidad Mantense, que meses atrás promovió el Sí en la consulta que planteaba cambios en la justicia para controlar la delincuencia), la concejala Verónica Abad (PAIS) y la directora ejecutiva de la Cámara de Comercio, Emilia Rivadeneira, sostienen que los asesinatos involucran a personas con antecedentes penales; coinciden en que hay una guerra de bandas pero que en Manta se puede caminar tranquilo el día y la noche. Incluso el alcalde dijo el 21 de junio que los medios exageran al decir que Manta es peligrosa.

Pero las muertes siguen. La tarde del 29 de junio cae la víctima 53 del 2011. Elena Medranda Mogrovejo, docente de la Universidad Laica Eloy Alfaro, saca dinero del Banco Pichincha del Paseo Shopping. Luego, en su auto, se dirige a su casa y es abordada por dos individuos en moto. Trata de escapar pero uno de ellos le dispara en la nuca.

En esta ocasión la Policía no registra antecedentes de la víctima. Igual sucedió con Rolando Marín Heredero, de 11 años, quien el 22 de mayo pasado fue acribillado en el complejo turístico Quimera, en la vía Manta-Jaramijó. Wladimir Menéndez, a quien lo iban a matar, lo tomó como escudo. El 13 de junio, Luis Joza Mejía, de 55 años, recibió dos tiros en la boca y uno en el tórax, cuando limpiaba los escombros de su casa, que un día antes explotó por un artefacto dejado por desconocidos, en el barrio La Pradera. La Policía había dicho entonces que el objetivo era el hijo de Joza Mejía.

Es la realidad de Manta, cantón de 221 mil habitantes que para efectos de vigilancia policial está agrupado con Montecristi (51.000 hab.) y Jaramijó (13.000 hab.). Si se toman en cuenta la población y el número de asesinatos, los índices ubican a Manta como una de las más violentas del país. Estadísticas de la Policía dan cuenta de que en el 2010, por ejemplo, Guayaquil tuvo un promedio de 26 asesinatos por cada cien mil habitantes (medición internacional). Los 90 homicidios de ese año significan en Manta 31,5 muertes por cada cien mil habitantes. Una proyección de los seis primeros meses del 2011 refleja que los 53 crímenes representan 37,1 por cada cien mil.

El jefe de operaciones de la Policía en este puerto, TCrnel. Wladimir León, admite que en esta zona hay una guerra de bandas, en la mayoría de los casos ligada al tráfico de drogas. No descarta la presencia de integrantes de carteles internacionales. Indica que por ser un puerto, las organizaciones delictivas ponen su mirada a este sector. Desde el 2010 a la fecha se han capturado seis cargamentos de droga en esta región.

Lucía Fernández, presidenta de la Federación de Cámaras de Manabí y dedicada a la actividad pesquera industrial, dice que una “realidad muy triste” afecta a su ciudad, importante en el ámbito nacional por las exportaciones relacionadas con la pesca, que sale por Guayaquil. “Se estima que se exportan 650 millones al año”, dice.

Y reclama, citando la novela El cartel de los sapos, en la que se nombra a Manta como un punto del narcotráfico. “Nos preocupa porque todo el sector productivo está mancillado; nos preocupa porque la droga puede contaminar la producción, pues la pesca es apropiada para ese tipo de ilícito”, expone. Reniega porque, según ella, cuando el FOL (Puesto de Operaciones de Avanzada de EE.UU.) dejó la Base de Manta, en el 2009, los sectores productivos pidieron, sin éxito, que el Gobierno delegue el control antidrogas a otro organismo internacional.

Ahora, la presencia de bandas del narcotráfico es evidente. Una fuente policial y dirigentes barriales dan nombres. La de Los Choneros quiere ser la hegemónica. Con esta disputan espacios Los Rusos, la del Negro Arroyo, la liderada por alias Cena, los Queseros, la Farfán, los Carreño, los Guerrero. 

Además del narcotráfico, estas actuarían en el sicariato, en venta de drogas al menudeo, robos a locales comerciales, domicilios, asaltos en buses y más.

Eduardo Durán, presidente de la Federación cantonal de Barrios, dice que en cada sector se vive con miedo. “Esto afecta el bienestar ciudadano; en el trabajo hay incertidumbre, pues no sabes con quién te metes si, por ejemplo, entras en una empacadora de pescado y esta está metida en el narcotráfico”, dice.

Dos barrios son señalados como los más peligrosos y donde operan sicarios y bandas. Uno es el 15 de Abril, al sur. El ambiente de temor se refleja en sus calles. Por las ventanas de las villas o casas de dos pisos, de bloque, sus ocupantes miran recelosos a algún extraño. De vez en cuando el paso de un carro o una moto quita el ambiente solitario.

Un hombre con corte de pelo tipo militar se ofrece como guía para mostrar la casa de una dirigente. “Solo le indico y me vuelven a dejar; no quiero que me vayan a luquear”, afirma. En una esquina aparece un grupo de hombres. “Ya me sapearon estos... Vea, le digo la plena, aquí sí hay bandas. Lo que deben hacer es mandar un grupo especial y barrer con todo, como hicieron el siglo pasado”, afirma. Se baja del vehículo y corre, se mete en una vivienda. 

Ramona Zambrano, a quien el individuo la señala como dirigente, aclara que el barrio es tranquilo. “Lo que pasa es que confunden. La gente mala viene de otro lado. Los que sí son de aquí son los dos que murieron la semana pasada”, cita la mujer.

La Pradera es el otro barrio señalado por la Policía como crítico. Es la antítesis del anterior. Hay mucho movimiento comercial. A media cuadra de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) está la casa de Joza, destruida por explosivos. Una maestra de un plantel ubicado al frente se enfurece con la Policía. “Aquí ya no se puede vivir”, asegura. Uno de los tres miembros de la UPC, con la aclaración de que no está autorizado a hablar, detalla que son tres miembros con una moto y una radio como implementos. Es una realidad que se repite en otros barrios, aunque en toda la zona actúan 623 uniformados.

La concejala Abad también exige resultados a la Policía. “Cada que hay un muerto dicen que es un ajuste entre bandas, pero no dicen cuáles son las bandas y quién las dirige”. Destaca que el Municipio alista una ordenanza para regular la circulación en motos. Pide que se instale un laboratorio de criminalística.

El crimen de la docente Medranda rebosó el vaso del miedo. El jueves 30 de junio se anuncian marchas. Hasta el alcalde endurece el discurso en relación con el del día 21 de junio. “Esperemos respuestas inmediatas a la campaña que inició el Gobierno en varias ciudades. Por lo menos en Manta no da resultados positivos”, afirma ese día.

La Cámara de Comercio envía también aquel día una carta al presidente Rafael Correa. “Lamentablemente, los principales cantones de Manabí están viviendo un repunte delincuencial, situación que mantiene en zozobra a la colectividad”, expresa. Y pide que los ministros de Coordinación de Seguridad, del Interior y el comandante de la Policía acudan a esta ciudad a una reunión, “donde podrán escuchar de manera directa los hechos y realidades”.

En Jaramijó, en cambio, Ariel Heredero, madre del niño acribillado hace un mes, espera justicia y ayuda: “Presté al chulco mil dólares para sepultar a mi hijo y no pago. No podemos trabajar porque estamos amenazados por denunciar el crimen”

Óscar Leonardo Zambrano Toala, de 29 años, y Roddy Zacarías Figueroa Macías, de 27, fueron asesinados al estilo sicariato entre la noche del sábado y la mañana de ayer en distintos sectores de Manta.

Zambrano fue acribillado mientras bebía junto a varios amigos en el barrio María Auxiliadora número 1, sector conocido como El Hueco.

El crimen se cometió a las 21:30 del sábado pasado, cuando Zambrano, alias el Diablo, se encontraba bebiendo junto a varias personas y de repente llegó una motocicleta de la cual uno de los dos ocupantes se bajó y descargó disparos a la víctima, para luego fugar.

El fiscal Alfonso Vélez indicó que el cuerpo de Zambrano presentaba 19 disparos en el tórax y la cabeza.

La víctima registra una detención en el 2008, para investigaciones.

En tanto que Figueroa fue victimado ayer, al mediodía, por un sujeto que aprovechó cuando departía con amigos para descargarle al menos cuatro disparos.

El hecho ocurrió en la calle 117 y avenida 200, a pocos metros de donde la noche del sábado pasado acribillaron a una persona a menos de 100 metros de la iglesia La Paz, al noroeste de Manta.

Según testigos, una camioneta doble cabina color azul se estacionó cerca de donde el occiso departía con amigos y una persona bajó del automotor, se acercó a las personas y realizó los disparos contra Figueroa.

Paramédicos llegaron al lugar y confirmaron que la víctima no tenía signos vitales.
 

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Personal de Criminalística revisó el lugar donde fue herida de muerte la víctima.

Nuevamente el hampa organizada cobra otra vida. A las 18:30 de este martes dejó de existir Carlos Alejandro Cedeño Zambrano (23), quien fue abaleado en el sitio Tres Maris, en Manta, una hora antes, pero que falleció en el hospital local.

La gravedad de las heridas, provocadas por cuatro impactos de bala, le comprometieron órganos vitales, lo que le provocó la muerte.

Testigos dijeron que tres sujetos, que se movilizaban en un auto gris, bajaron a punta de golpes a una cuarta persona, a quien después de dejarlo en el suelo, le dispararon por varias ocasiones.

La víctima fue trasladada al hospital Rafael Rodríguez Zambrano de Manta, dónde los médicos no dieron  muchas esperanzas de que se salve, pronóstico que se cumplió a los pocos minutos.

Lo tenían secuestrado
Al parecer, según los testigos, los sujetos tenían secuestrado al joven, pues cuando llegaron al lugar, este presentaba varias heridas de golpes, que eran evidentes, por la sangre que se veía en su rostro, dijo un curioso.

Pero una vez que lo sacaron del carro, comenzaron a patearlo, y después para asegurarse de no dejarlo vivo, uno de los sujetos le disparó.

Personal de la policía llegó hasta el lugar donde hirieron a Cedeño, y otro grupo se dirigió al hospital, donde se realizó el levantamiento de cadáver.
 

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La vida de Elizabeth estaba amenazada

Publicado el 13/Octubre/2011 | 00:15